lunes, 29 de junio de 2009

TOC,TOC

-Toc, toc.-Se escuchan unos débiles golpes en la puerta.
-Adelante. –responde la secretaria concentrada en su conversación telefónica.
-Toc, toc. –vuelve a sonar con algo más de volumen.
-Adelante…¡La puerta esta abierta!. –repite la secretaria en tono más alto, tapando con su mano el auricular pero al ver que nadie entra, retoma la conversación y agrega malhumorada. -¡Que lata!...¿me esperas un ratito?. Voy a tener que levantarme a abrir.
-Permiso. –finalmente un caballero moreno, grueso y de baja estatura, se asoma por la puerta entreabierta y pregunta: ¿La oficina de las empresas… Rovegno?. –vuelve a leer el papel en su mano para asegurarse.
-Si, si. –responde la secretaria con indiferencia después de acomodarse nuevamente en su asiento. –Ya le atiendo. -y retoma su interrumpido coloquio.
El hombre de tez oscura, zapatos sin lustrar y terno mal cortado, deja su portafolio de cuero sintético en una mesita baja y sintiéndose algo incómodo, se queda de pie junto a la puerta.
Después de aproximadamente diez minutos de amena charla telefónica con risas, suspiros y limado de uñas incluido, la secretaria parece recordar al recién llegado, y con aire displicente le hace señas para que tome asiento.
- Señorita…-pregunta finalmente el hombre algo inquieto por la espera. -¡Está usted segura de que, esta...es...la oficina de...?.
-Si señor…-vuelve a tapar el auricular sin ningún deseo de terminar su plática. –Esta es su oficina.
-Perdón que la interrumpa pero…Tal vez me equivoqué y este no es el n° del departamento que me anotaron en este papel…-vuelve a leer la información escrita en el arrugado papel y mientras una tenue sonrisa comienza a dibujarse en su cara, le pregunta en tono calmado. -¿Usted…conoce a don Lino?.
-¿A don Lino?...ja,ja,ja…¿Me pregunta si conozco a don Lino?.- repite la secretaria a la persona que esta al otro lado del teléfono y dirigiéndose al hombre que la mira interrogante agrega con suficiencia. -¡Por supuesto que no!…Trabajo aquí hace solo…seis meses y él…El vive en Italia.
En ese momento se abre la puerta y un hombre relativamente joven entra a la oficina. Es el gerente zonal de las empresas Rovegno, quien palidece al ver al hombre que espera de pie.
-¡Don Lino…Esperaba su llegada para el miércoles!.

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