sábado, 10 de enero de 2009

Carta a mi padre


Porque no dejó asuntos pendientes y pudo partir en paz En la flor de su vida adulta como ganador del premio que todos esperan al fin de sus días: una muerte rápida, digna, sin sufrimiento y rodeado del amor de su prole.
Estoy agradecida.

Porque nos amó mucho y aunque no lo dijo a menudo, siempre nos hizo sentir únicos y especiales.
Porque estaba orgulloso de cada uno de sus hijos sin importar la magnitud de sus logros y eso les hizo mejores personas.
Por ese orgullo que me hizo creer en mí, le estoy agradecida.

Porque me enseñó a soñar y me permitió seguir haciéndolo a menudo.
Porque me permitió volar y siempre estuvo allí para recogerme cuando caí.
Por ese exceso de amor a ratos carente de disciplina, le estoy agradecida.

Porque el espacio que ocupó en la vida de su mujer, cada uno de sus hijos, sus nietos, sus parientes, sus amigos y empleados estaba hasta el tope, lleno de amor y el amor es irremplazable, como lo son las sonrisas, los abrazos y los besos que prodigó casi con derroche.
Porque me enseñó que el amor es lo más importante, le estoy agradecida.


Porque las enseñanzas y los valores que sembró en cada uno de sus hijos, quedarán allí para siempre como una huella imborrable de su paso por esta vida y pasarán de generación en generación como una herencia maravillosa honrando su memoria.
Porque me enseñó que la familia es importante, le estoy agradecida.

Porque aunque hubo buenos y malos años, nunca le falló el buen humor, hizo feliz a mi madre y sus últimas palabras de amor fueron para ella.
Porque de su matrimonio, aprendí el valor de la fidelidad, la voluntad y el compromiso, les estoy agradecida.

Porque cada domingo que nos reunamos a compartir un almuerzo bien regado, él estará presente y sin querer recordaremos sus chistes, esas infaltables historias, reiremos con él y sin duda alguna, allí donde él se encuentra preparando una casa para reunir nuevamente a su familia, él reirá con nosotros.

Porque él es irremplazable y se encargó de dejarlo claro durante toda su vida, tengo la certeza de que… no se fue…solo se repartió en cada uno de quienes hoy con orgullo podemos llamarnos...¡sus hijos!.



Palabras inspiradas en Francisco Pérez, mi padre fallecido el 2007 y escritas a la muerte de don Tulio Callegari, un querido patrirca serenense, fallecido el 2008. Con todo cariño para ambas familias que tuvimos la bendición de tener un padre formidable como ellos.
eloisa

1 comentario:

  1. OYE TONTA CASI LLORO. QUE HERMOSOS SENTIMIENTOS Y QUE BUENO TENER EL DON DE LA PALABRA PARA PODER EXPRESARLO. DE TODAS LAS HABILIDADES QUE TE CONOZCO NUNCA ME HABÍA TOCADO LEER NADA TUYO, SABÍA SI QUE LO HACIAS, TE ADMIRO BATMAN.
    BESITOS, YO.

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